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PERO, QUÉ ES ESTO DEL “NIDO VACÍO”

Hemos ido haciendo estos meses atrás un recorrido por el ciclo vital de la familia. Este mes de septiembre nos adentramos en el “Nido Vacío”, en el cual será necesario y fundamental que los hijos hagan una buena diferenciación con los padres y con la familia en su conjunto, y a su vez, los padres y el resto de la familia puedan elaborar el duelo de la partida de los hijos.

Como dice Moreno, “la familia es un sistema vivo, formado por distintas partes que interaccionan entre sí. Este sistema, a su vez, está formado por otros subsistemas: el parental, el conyugal, el fraternal (subsistema hermanos) y el subsistema individual. Todos ellos ligados entre sí a través de unas reglas, roles, jerarquías y límites que regulan su comportamiento. Además, cada uno de los subsistemas funcionan como sistemas independientes e influyen y son influidos por el resto”.

En esta etapa de “Nido Vacío”, los hijos comienzan a salir del núcleo familiar, continuando con su propio ciclo vital, a veces formando nuevas parejas o familias, o viviendo solos o con amigos. Es por ello por lo que los padres deben poder elaborar el duelo de su partida, además de asimilar la incorporación de nuevos individuos a la familia, como las parejas de los hijos o la familia política. En esta etapa la pareja de los padres se vuelve a encontrar y tendrá que volver a reacomodarse (García y Vera, 2012).

En este sentido, según Lacouture (2017), en un estudio desarrollado en Cuba que exploraba las etapas del ciclo vital familiar, encontró que a pesar de que los padres confiaban en a la capacidad de sus hijos para crecer, seguían pensando que era necesario ejercer control sobre ellos, por lo que no modificaban su rol y seguían orientados a la crianza de sus hijos como si estuviesen en etapas anteriores. Como es de esperar, pueden surgir problemas relacionales, ya que, de esta forma, están dificultando la individuación de ambas partes.

El síndrome del nido vacío forma parte de una etapa más de la evolución del ciclo de las familias. Es en este periodo cuando los hijos van saliendo del hogar familiar o nido para iniciar su vida de forma independiente. Con la salida del último hijo, los padres se convierten de nuevo en pareja después de tantos años dedicados a la crianza y cuidado de los descendientes”.

Algunas recomendaciones para vivir de forma saludable esta etapa.

1. Reconoce y expresa tus emociones: Es normal que sientas tristeza, nostalgia, ansiedad o incluso culpa cuando tus hijos se van de casa. No reprimas ni niegues tus sentimientos, sino acéptalos como parte del proceso de adaptación. Comparte tus emociones con tu pareja, tus amigos o un profesional si lo necesitas. Verbalizar lo que sientes te ayudará a liberar tensiones y a sentirte más comprendido.

2. Redescubre tu identidad: Durante años, tu rol principal ha sido el de padre o madre, pero este no es el único. Ahora que tienes más tiempo y espacio para ti, puedes dedicarte a explorar otras facetas de tu personalidad, tus gustos, tus aficiones y tus sueños. ¿Qué te apasiona? ¿Qué te hace feliz? ¿Qué te gustaría aprender o hacer? Busca actividades que te motiven, te diviertan y te enriquezcan como persona.

3. Cuidar la relación de pareja. Si tienes pareja, es probable que la convivencia con tus hijos haya eclipsado tu intimidad y complicidad con ella. Ahora que estáis solos, podéis aprovechar para reavivar la llama del amor, comunicaros mejor, compartir proyectos e intereses comunes y disfrutar de vuestra sexualidad. También podéis planear escapadas románticas, cenas especiales o sorpresas que os hagan ilusión.

4. Aceptar que la vida es una sucesión de etapas y que ésta es una de ellas.

5. Estar satisfecho por el trabajo bien realizado. Siéntete orgulloso/a porque has logrado que tus hijos se conviertan en adultos de éxito y ahora ellos, también inician una nueva etapa en su vida. Están logrando ser personas independientes, siendo personas equilibradas y todo esto, es gracias a tu labor de madre o padre.

6. Dejar que los hijos tomen sus propias decisiones una vez emancipados y fomentar la comunicación con ellos sin críticas, ni reproches. Así los hijos seguirán unidos aunque “de otra forma”.

7. Dedicación a uno mismo: cuidarse, tiempo libre, nuevas actividades, ilusiones y proyectos. Ahora que tienes más tiempo libre, puedes dedicarlo a cuidar tu salud física y mental. Practica algún deporte o ejercicio que te guste, sigue una alimentación equilibrada, duerme bien y relájate. También puedes mimarte con algún capricho, como un masaje, una sesión de belleza o una compra especial.

8. Fomentar las amistades. A veces, la sensación de nido vacío puede provocar aislamiento o depresión. Para evitarlo, es importante que mantengas o crees vínculos sociales con otras personas que te aporten compañía, aprecio y diversión. Puedes quedar con tus amigos de siempre, hacer nuevos amigos en grupos o asociaciones afines a tus intereses, participar en actividades culturales o voluntariado o relacionarte con tus vecinos o familiares.

 



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